La lucha de clases puede asumir las formas más variadas. Puede formar parte de un
enfrentamiento de clases desde una huelga o una manifestación hasta toda una guerra civil o
aún mundial. Por supuesto, también las revoluciones y las contra-revoluciones son expresión
de intereses de clase contrapuestos. También la escritura de una obra histórica como la que
comentamos puede ser un acto de lucha de clases. En este libro, su autor César Vidal
Manzanares interviene a su manera en el gran enfrentamiento entre el capitalismo que quiere
perpetuarse y el Comunismo que quiere ser su enterrador.
Pero a quien quiere enterrar César Vidal es precisamente al Comunismo. El título del libro
La ocasión perdida, referido a las revoluciones rusas de 1917 (la de febrero y la de octubre)
evidencia que el autor se posiciona contra los bolcheviques y a favor de los que el llama
socialistas de
m
ócratas
: m
encheviques
, CADETES
...
que en realidad eran la últi
m
a trinchera de
la burguesía y garantía del orden capitalista en Rusia.
L
a obra tiene una pri
m
era parte bastante pasable
,
en la que se describe la situación del i
m
perio
ruso bajo el zaris
m
o y no se ahorran críticas a la autocracia y su siste
m
a de explotación
m
asiva
de obreros y ca
m
pesinos
. S
u descripción del Domingo sangriento, la revolución y la contra-
revolución de
1905
,
así co
m
o la revolución de febrero de
1917
,
puede ser asi
m
ilable a las que se
escribieron desde posiciones
m
ás próxi
m
as a nosotros
. P
ero a ter
m
ina la coincidencia del autor
con lo que podría
m
os lla
m
ar posiciones co
m
unistas
. P
ara él
,
la
R
evolucn
R
usa de
1917
debea
haber ter
m
inado con el destrona
m
iento del
Z
ar y el afianza
m
iento del
G
obierno
P
rovisional
,
capaz
-según él- de poner fin sin traumas a la intervención rusa en la Guerra Mundial y de convocar
una Asamblea Constituyente que -se supone- resultaría del mismo color político que tanto le
gusta a César Vidal Manzanares y, por supuesto, con el desarrollo del sistema económico
que, casualmente, era el mismo capitalismo que ya se había iniciado en la época de los zares.
Los que vinieron a truncar ese camino de rosas fueron Lenin y sus bolcheviques, un grupo
m
inúsculo del
m
ovi
m
iento revolucionario ruso que no
m
ereció mucha atención del historiador
hasta el regreso de Lenin del exilio, en abril de 1917, tras atravesar, con sus acompañantes, el
territorio alemán en un tren especialmente fletado y autorizado para ellos.
N
uestro escritor
-
historiador no se cansa de insistir en que los bolcheviques gozaron del apoyo
,
incluso
económico de los alemanes hasta el día en que tomaron el poder. Lo que apenas
m
enciona
,
porque no viene en apoyo de sus tesis
,
es que un apoyo similar fue prestado por los ale
m
anes
(
y es nor
m
al que así ocurriera en tie
m
po de guerra
)
a los de
m
ás grupos revolucionarios rusos
hasta la caída del zarismo, y a los mismos zaristas desde entonces, siempre con el objetivo de
desestabilizar al gobierno ruso en funciones, cualquiera que éste fuese.
La tesis del autor es que la sociedad rusa estaba madura para una democracia, que él se
e
m
peña en lla
m
ar
socialista
aunque se parece
m
uchísi
m
o a las
democracias
capitalistas que
goza
m
os
actual
m
ente en toda
E
uropa
. N
i siquiera los progro
m
s anti
-
judíos que tuvieron
lugar en Rusia antes y después de la revolución de febrero disuaden a César Vidal de su
curiosa tesis sobre la madurez democrática del pueblo ruso en 1917.
O
tra de sus tesis
m
uy socorridas es que el bolchevis
m
o era una fraccn insignificante, sin arraigo
popular, en un contexto en el que el Soviet de Diputados de los obreros apoyaba al Gobierno
provisional. En ningún momento presta atención al hecho de que, por su propia naturaleza, el
Soviet era un poder alternativo y rival (de clase) al Gobierno que tenía su sede en el Palacio
de Invierno. Precisamente los apoyos que el Soviet, en su etapa de predominio menchevique,
prestaba al gobierno burgués-socialista constituían una traición al espíritu y a la esencia de la
institución soviética. El auge que desde entonces comenzaron a cobrar los bolcheviques fue
precisa
m
ente porque acertaron a interpretar y encarnar ese espíritu
,
expresado en su eslogan:
«todo el poder a los soviets».
C
ésar
V
idal
M
anzanares es ciego a ese proceso y así no acierta a explicar el rápido creci
m
iento
de la influencia bolchevique en las
m
asas y el hecho de que ese bolchevis
m
o
,
poco antes
m
arginal
,
obtuviera en las elecciones para la
A
sa
m
blea
C
onstituyente un apoyo considerable del elec-
torado
,
aún siendo todavía
m
inoritario con relación a otros partidos
,
y que en el transcurso de
la posterior guerra civil llegase a ser el principal -si no el único- referente político de la resis-
tencia ante las fuerzas contrarrevolucionarias
,
contando con el apoyo de aquella parte mayo-
ritaria de la población rusa que rechazaba el retorno al pasado.
P
or contra
,
el
m
ensaje del autor se despacha en remarcar el carácter dictatorial y totalitario del
poder bolchevique
,
co
m
unista
,
y la represión que ejercía
,
sin considerar que en las condiciones
que se establecieron en Europa y en el mundo tras el final de la Guerra Mundial difícilmente
se podría gobernar en Rusia de otra manera si se quería salvar el carácter anticapitalista de la
R
evolución
. L
a salida ideal a situación tan adversa hubiese sido la extensión de la revolución a
escala europea y
m
undial
,
algo que no se produjo entonces ni después
. D
e hecho
,
las condiciones
para ese suceso están
m
adurando
m
ás en la actualidad que entonces
. E
spere
m
os que la hu
m
anidad
celebre, en el año 2017, el centenario de la Revolución de Lenin con una revolución a escala
planetaria en pos de la igualdad y la justicia para todo el género humano.
E
n realidad
,
y esto es lo
m
ás grave, el autor de esta obra que comentamos en ningún momento
reconoce, ni explícita ni implícitamente, que los comunistas de Lenin persiguiesen el objetivo
humanitario de poner fin a la explotación capitalista y a todas formas de dominio clasista. El
presenta co
m
o único móvil de los bolcheviques la a
m
bición por la conquista del poder si
m
ple
-
m
ente para realizarse ejercndolo
. E
se es el tipo de
m
ensaje que los portavoces del
«
pensa
m
iento
único
»
quieren i
m
plantar en la
m
ente del público en su intento de prevenir y desar
m
ar cualquier
voluntad de transformación social.
Este tipo de libros tienen interés sólo para los que quieran, y estén capacitados para, extraer
enseñanza de los métodos que utiliza el aparato ideológico de nuestros enemigos de clase
para perpetuar su dominio económico.
R
esu
m
iendo
,
con su obra
«L
a ocasn perdida
»
, C
ésar
V
idal
M
anzanares perd una buena ocasión
de escribir un libro útil e instructivo sobre la principal revolución del siglo que finaliza.